La migración cambia la forma de ver la vida, crea nuevos hábitos, genera diversas maneras de relacionarnos, presenta nuevos retos y transforma la vida para siempre.  Vivirla en primera persona es una experiencia que me ha permitido reconocerme en un lugar desconocido e integrarme en èl para evolucionar como ser humano, como mujer, como madre y como miembro de mi comunidad. 

Desde niña, la curiosidad por encontrar respuestas me llevaron a investigar , a ver el mundo como una gran biblioteca, a formarme profesionalmente y desarrollar uno de mis grandes talentos: la comunicación.  Desde allí, aprendí a escuchar y contar historias de vida y descubrir muchas obras de arte hechas personas. Durante el proceso migratorio aprendí a liderar mi vida y tratrla como a una verdadera obra de arte, en la que los trazos, las líneas y cada color que plasmo sobre ella, están llenos de significado, de energía, de movimiento, de conexión interior, de luz que transmito al mundo como un faro en medio del devenir del día a día.e