Marta está en el Aeropuerto Internacional de Bogotá. Tiene en sus manos su pasaporte y sus maletas están camino al avión que la llevará a una nueva vida. Tiene sentimientos encontrados: llena de ilusión porque va a ganar en dólares para pagar las deudas que tiene en pesos colombianos; triste porque dejará a sus hijos temporalmente.
Carolina, está sentada al lado de Marta y viajarán en el mismo vuelo. Ella va a estudiar un postgrado. Este viaje lo ha soñado desde hace varios años. Sin embargo, está nerviosa. A pesar de tener todo bajo control, tener una trayectoria profesional destacada y unos recursos económicos para estar tranquila un par de años, se siente insegura porque tal vez, no es suficiente para el desafío al que decidió enfrentarse.
Las dos comparten con sus familias abrazos y cariño. A cada una, les dan recomendaciones, les toman fotos, les aconsejan que se cuiden mucho, que todo va a salir bien. Ellas son unas valientes. Cada una con su historia y sus circunstancias, se despide entre risas y lágrimas. La apuesta por una nueva vida comienza en ese aeropuerto y ni ellas saben cuándo terminará.
¿Cuántas Martas conoces? ¿Cuántas Carolinas forman parte de tu vida? Tal vez te sientas identificada con la historia de Marta o te represente la de Carolina. Quizás, así empezó la travesía de muchas mujeres migrantes que, al cambiar el rumbo de su vida, se convirtieron en historias de fortaleza, superación, adaptación, soledad, frustración pero también en historias inspiradoras de confianza en sí mismas, de seguridad a prueba de fracasos y de ejemplos que sirven de luz en el camino.
Según la ONU Mujeres, ellas representan casi la mitad de los 244 millones de migrantes y la mitad de los 19,6 millones de personas refugiadas del mundo:
Entre 2000 y 2015, el número de migrantes internacionales aumentó en un 41%.
Onu Mujeres, 2015
¿Sabes cuáles son las principales motivaciones para que las mujeres migren?
La ONU dice que son el desempleo, la educación, la violencia y la falta de oportunidades en sus países de origen que no les permiten acceder a oportunidades para aumentar su calidad de vida y la de sus familias.
Lo más complejo es que un alto porcentaje de las mujeres que deciden migrar, lo hace en un contexto difícil, forzadamente. Cualquiera que sea el contexto, las mujeres y niñas migrantes abandonan sus familias, pierden el arraigo a sus territorios, enfrentan el choque físico y emocional que supone adaptarse a nuevos espacios geográficos, culturales, sociales o económicos y en muchos casos, enfrentarse a un nuevo idioma, hace más lento el proceso de integración a su nueva comunidad.
Cuando una mujer migra de su país de origen pierde aspectos básicos que son el combustible que mueven sus ilusiones día a día:
- La cercanía, el soporte y la comunicación física con su red de apoyo (amigos y familiares).
- La capacidad de comunicarse libremente sobre todo cuando se encuentran ven un país con un idioma diferente al suyo.
- La confianza porque desconoce la cultura del nuevo país que la acoge.
- La seguridad de moverse en un territorio familiar.
- Los hábitos y costumbres diarias que la mantenían arraigada a sus tradiciones.
A pesar de estas situaciones que son difíciles de afrontar, las mujeres migrantes han demostrado su gran capacidad de resiliencia utilizando sus propios recursos como adaptabilidad, fortaleza y crecimiento frente a las adversidades y las vivencias en sus procesos migratorios.
Es por eso que las mujeres migrantes tienen una mayor participación en la fuerza laboral con respecto a las personas no migrantes (datos de la Organización Internacional del Trabajo en 2015). Esto demuestra que ellas son una gran fuerza que mueve la sociedad, que la impulsan con nuevas tradiciones que enriquecen la cultura, creando comunidades más abiertas al cambio fomentando la inclusión y la diversidad. Ellas lideran el aprendizaje de nuevas formas de vivir, con su fortaleza y resiliencia.
Seguramente Carolina y Marta, al lugar al que vayan, experimentarán los mismos sentimientos de cara al proceso de adaptación que les espera. Cada día, los aeropuertos internacionales del mundo son testigos de las historias de mujeres llenas de esperanza, llenas de talentos y habilidades que deciden darle un rumbo diferente a su vida porque los deseos de superación son más fuertes que la comodidad de quedarse. Por eso viajan, por eso migran, por eso dejan todo y apuestan por un sueño.
¿Cómo ha sido tu experiencia con la migración?
¡Comenta esta entrada! Seguro tu testimonio es útil para otras mujeres que están viviendo situaciones que no saben cómo manejar y tu palabras las orientarán.